HISTORIA
Es probable que esta villa realenga y señorío secular tenga sus orígenes en el pueblo Celta, aunque el único indicio de ello sea el nombre.
Hipotéticamente procede del vocablo prerromano “carba” (matorral espeso de carbizos). Un derivado de carba, “carbilla”, daría lugar por metátesis popular a “cabrilla” y su plural Cabrillas. Según otra hipótesis el nombre puede tener su origen en las Pléyades o Cabrillas, que son siete estrellas de la constelación de Tauro.
En los alrededores se encontraron en 1839 vestigios (cien monedas de cobre, un ídolo de bronce y materiales de construcción) de algunos pobladores, analizados por la Academia de la Historia de Madrid, determinaron que eran de origen romano,
En ese mismo paraje los labradores han encontrado, cántaros, losas funerarias, cruces y otros objetos que dan testimonio de haber existido habitantes en otras épocas.
En la Edad Media fue un lugar muy cotizado y pretendido por la nobleza salmantina (Casa de Anaya), pues se ajustaba al modelo de terreno que pretendían, buenos pastos a lo largo de la ribera y frondosos montes de encina en sus cercanías. Además de los Anaya también tuvieron propiedades la casa de Benavides (Señor de San Muñoz) y en el siglo XIX la casa de Gor. Cuando en 1752 de elabora el Catastro de la Ensenada el señor de Cabrillas es D. Benito Enríquez de Anaya Enríquez de Navarra Sotomayor y Toledo, Conde de Quintanilla, Alférez Mayor de la Villa de Medina del Campo, Señor de Cabrillas y Anaya, Capitán de Infantería de los Reales Ejércitos de S.M. Este señorío se convirtió en condado en 1894, siendo el primer conde de Cabrillas Luis Mª de Carvajal y Melgarejo, Duque de Aveiro (1871-1937). La II Condesa de Cabrillas fue su hija Mª Luisa de Carvajal y Santos Suárez. En la actualidad el Conde de Cabrillas es Juan Luis Castillejo y Bermúdez de Castro.
Repoblada después de la dominación árabe por Navarros, Cántabros, Aragoneses, Gallegos y Franceses, cuya vida giraba en torno a la parroquia perteneciente al Arciprestazgo de la Valdobla junto con otros 37 pueblos de las orillas del Huebra. En 1174 pasó a depender del Obispado de Ciudad Rodrigo, por un arreglo entre el Obispado de Salamanca y el de Ciudad Rodrigo establecido por el Rey D. Fernando II, mediante el cual las parroquias de Abusejo, Cabrillas, Boadilla, Sotel de Arrago y Sotel de León pasaban a la jurisdicción de Ciudad Rodrigo y Juzbado y Baños a Salamanca. En agosto de 1509 Álvarez de Priego, cura beneficiado de las iglesias de Cabrillas y Abusejo, denunció que ciertos vecinos de Ciudad Rodrigo en nombre del arcediano, con mano armada, se habían metido en dicho beneficio y tenían encastilladas las dos iglesias. No se sabe cuanto duró este encastillamiento, pero en octubre de ese mismo año volvieron a estar encastilladas, ahora por Pedro de Anaya, señor de Cabrillas, siendo el beneficiado Francisco de Gata. Ya en el mes de junio este Anaya intentó el encastillamiento, siendo beneficiado un tal Caraveo. En aquellos tiempos y bastantes años después la parroquia de Abusejo era un anejo de la de Cabrillas.
Ocupada y saqueada por los franceses según testimonio escrito por el párroco titular de la época D.Miguel Hernández Cabero.
En 1833 fue detenido y encarcelado el Conde Negri, seguramente cuando intentaba huir hacia Portugal, tal y como lo relata el Diccionario Madoz.
Lo denunció D. Vicente López, médico del lugar, al parecer el Conde acudió a la consulta para sacarse una muela.
Cabrillas, del mismo modo que la mayor parte de los lugares de esta provincia, evolucionó demográficamente con mucha lentitud hasta el siglo XIX. El primer censo documentado es de 1534 y tenía 30 vecinos, un clérigo y un hidalgo, unos 160 habitantes, hasta 1752 no tenemos ninguna prueba censal más, en este año los vecinos eran 75. En 1756 tenía 76 pecheros, un clérigo y un pechero pobre. En 1770 tenía 77 vecinos y en 1787 unos 90 vecinos. Es a partir del siglo XIX cuando el aumento de población se hace realidad, llegando a alcanzar la cifra, en la década de los años 1940-50, de 1350 habitantes. La regresión demográfica a partir de esos años, se va acentuando ostensiblemente por la mecanización del campo, la industrialización del país y el aumento de los salarios, produciéndose una emigración tan intensa que en estos momentos ha dejado al pueblo con los mismos habitantes que tenía a finales del siglo XVIII, unos cuatrocientos.
Las festividades más importantes son San Isidro el 15 de mayo y San Antón el 17 de enero.